La irrupción del coronavirus ha sido doblemente dramática: ha generado un profundo dolor entre todos aquellos familiares y amigos de las víctimas ocasionadas por la pandemia y ha alterado gravemente todas las actividades productivas y, sobre todo, aquellas vinculadas al ocio social en las que la hostelería, el comercio y la restauración desempeñan papeles clave.

El confinamiento abortó muchas de las relaciones de amistad, familia, contacto social e, incluso, laboral y profe- sional que siempre han tenido lugar en nuestros bares, cafeterías o restaurantes. Lugares, todos ellos, en los que nuestra forma de vida mediterránea se expresa en toda su amplitud. Su cierre obligado ha creado situaciones dramáticas en estos negocios que se han visto, en muchos casos, contra las cuerdas económicamente. Además, sus proveedores habituales de la cadena agroalimentaria y comercial también han sufrido el impacto de este tsunami tan imprevisto. Todos ellos han padecido el vértigo que supone sentir cómo en pocos días la que consi- deraban su forma de vida corría el serio riesgo de desaparecer.

En concreto, y por las peculiaridades de la actividad de la restauración, no sólo se ha producido una caída vertical del empleo sino que también está sobre la mesa el cierre de numerosos negocios que por su carácter familiar o artesanal no contaban con los recursos económicos necesarios para hacer frente a la falta de ingresos continua- da. Asimismo, hay que reconocer que se trata de un sector al que no siempre se le ha reconocido todo su valor social y económico.

Por este motivo, ahora que vuelve poco a poco a la normalidad, es tiempo de plantearse, seria y profundamente, la supervivencia y continuidad de este sector y de los miles de personas que lo atienden. El objetivo debe ser, valga la redundancia, “restaurar” la buena salud de nuestra restauración. En este empeño la gastronomía es una baza fundamental para nuestra tierra. Reconvertir, en fin, el presente y el futuro de una gastronomía tan recono- cida y reconocible como la navarra en una oportunidad para su consolidación y expansión más allá de nuestras fronteras.

Profesionales, empresarios, instituciones públicas y privadas tenemos la obligación de colaborar para evitar que a la crisis sanitaria le siga una depresión económica que genere grandes dosis de sufrimiento. Es más necesaria que nunca la colaboración generosa e indiscriminada para que este sector, fuente también de riqueza para el Turismo y el Comercio, no se vea en el futuro inmediato sojuzgado a normas que impidan su crecimiento y consolidación.

La Administración debe ser sensible en la distribución de las ayudas previsibles para compensar los daños econó- micos que la Gastronomía navarra es un factor fundamental del crecimiento de nuestra riqueza como territorio. Por ello, debe verse incluida en todos aquellos planes que se puedan establecerse para el apoyo a un nuevo des- pegue de la actividad.

La Academia Navarra de Gastronomía (ANG) propone, con sentido pragmático y solidario, el inicio de un impor- tante proceso de reflexión para que el futuro de la hostelería y la restauración no quede condicionado ni coarta- do. Creemos que es importante que exista un foro donde los poderes públicos y privados valoren, potencien y aprovechen la gastronomía como un factor fundamental de desarrollo y crecimiento de la Comunidad foral.

Es también momento de arropar a nuestros magníficos profesionales y respaldar la dedicación y esfuerzo que han demostrado estos trabajadores si queremos que Navarra recupere con vigor ese espacio de bienestar del que hemos disfrutado siempre que nos hemos acercado a uno de nuestros bares o restaurantes.

Este punto de encuentro debe acoger el debate, los análisis y el estudio de todas aquellas ideas que permitan a nuestra hostelería y restauración afrontar un nuevo período de expansión. En ese sentido, como punto de arran- que, planteamos la consideración de algunas de las siguientes medidas:

  1. Las administraciones públicas deben reconocer la importancia de la gastronomía para el bienestar econó- mico y social de Navarra. Sería imprescindible apoyar de forma decidida el sector mediante la concesión de créditos, ayudas para los alquileres de los arrendamientos de los locales; prórroga en el pago de las hipotecas; exenciones fiscales y de tasas municipales por el periodo de inactividad o IVA súper reducido, entre otros.
  2. La gastronomía es un sistema que comprende desde agricultores y ganaderos hasta la restauración o in- cluso el reparto de comida a domicilio. Engloba también numerosas fases intermedias (bodegas, queserías, conserveros, distribución comercial, restauración, etc…). Todas ellas son importantes y deben ser apoyadas.
  3. Los restauradores deberán redefinir su propuesta de valor. Si siempre ha sido necesario controlar los cos- tes y ser eficientes, ahora lo va a ser todavía más. Aunque muchas de las novedades que ha traído la pan- demia serán pasajeras, otras han llegado para quedarse. Probablemente el “delivery” o el “take away” están entre éstas últimas y los restauradores deben tenerlo muy en cuenta a la hora de organizar sus negocios.
  4. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de sectores como la agricultura y ganadería, de espe- cial tradición e importancia en Navarra. Deben ser sostenibles económicamente y obtener reconocimiento social. Es imprescindible que cuenten con el apoyo de la Administración, y a su vez restauradores y cadenas de distribución pueden fortalecerlos fomentando el consumo y la distribución de productos locales y de “km 0”.
  5. Solicitamos a los Ayuntamientos y Mancomunidades la eliminación de trabas burocráticas así como la re- ducción o prórroga de las tasas municipales. Además, pueden fomentar el consumo en sus localidades ofreciendo bonos, organizando jornadas gastronómicas, etc…
  6. Los clientes son la razón de ser del sector, tienen la última palabra y decidirán su futuro. Es momento de que la sociedad navarra muestre su apoyo a esta industria consumiendo sus productos, preferentemente locales, y acudiendo a los locales con un comportamiento responsable, respetando las normas de seguri- dad y cumpliendo las indicaciones y facilitando la labor al personal de hostelería, compatibilizando así el disfrute con la seguridad.
  7. Proponemos, por último, la elaboración de un Plan Integral de Promoción de la Gastronomía Navarra con la participación de la Administración y de todos los sectores implicados que contemple medidas en torno a diferentes ejes: sostenibilidad económica, seguridad, marketing y promoción…

Como se puede comprobar, no pedimos ni privilegios ni favoritismos. Tampoco nada fuera de lo común. Solo demandamos que se considere de modo adecuado y proporcional la importancia que la gastronomía juega en el desarrollo del tejido empresarial de Navarra y en nuestra riqueza económica. Algo que ya ocurre, por cierto, en los países de nuestro entorno.

Por tanto, profesionales, empresarios, instituciones públicas y privadas (entre los que, por supuesto, nos inclui- mos como miembros de la Academia Navarra de Gastronomía) tenemos por delante uno de los retos más boni- tos que podía ofrecernos el destino. Recuperar nuestros bares y restaurantes a partir de una oferta de calidad y máximo disfrute. Ahora que estamos a punto de dejar atrás uno de los momentos más negros de nuestras vidas, ¿no creen que merece la pena intentarlo?